miércoles, 26 de enero de 2011

EN DEFENSA DE LOS ANIMALES:

AUTOR*:YO
ARTÍCULO*:EN DEFENSA Y DERECHOS DE LOS ANIMALES

Actualmente, a pesar de contar con leyes y normativas que regulan la conducta para hacerla más
"humana" y menos salvaje, se mantiene bajo las premisas de productividad como único eje
económico y la tradición como elemento de justificación múltiples atentados contra otros seres
vivos. Bajo este contexto, la imposición de tradiciones y costumbres extranjeras, sobre otra
cultura, supone la transculturización, con un severo impacto sobre la diversidad cultural, que
además de haberse establecido por la fuerza sacrificando millones de vidas, expresa las formas
de conducta medieval salvaje, violenta, cruel y destructiva, que se mantiene, amparada con
acciones espectáculos brutales e inhumanos, como son las corridas de toros, coleos, pelea de
animales, carreras con galgos, circos con animales y todos aquellas actividades donde se
evidencia el maltrato, tortura y muerte de seres vivos. Decenas de animales padecen encierro,
aislamiento, hambre, enfermedades, castigos, estrés, mala alimentación y tratos crueles e
inhumanos con el fin de hacerlos producir grandes ingresos económicos para sus explotadores.
Si partimos de una sociedad, que tiene legalizada la violencia y la crueldad hacia otros,
no puede garantizar la seguridad ciudadana. Como consecuencia de ello, las sociedades se
encuentran inmersas en un ambiente de violencia y agresión, que se revierte hacia todo el
entorno y cuyas raíces, obedecen a la imposición de antivalores contrarios al respeto, vida,
justicia, libertad y derechos de otros.
Las industrias armamentistas, peleteras y cosméticas, asesinan cada minuto, millones de
animales con atroces sufrimientos y para probar sus productos, someten a estos seres vivos, a
continuos dolores, sin anestesia, hasta ocasionarles la muerte. Algunos procedimientos crueles
que ejecutan, incluyen por ejemplo, el trasplante de cabezas que realizan los vivisectores,
cráneos abiertos para insertar electrodos y aplicar descargas eléctricas, aplicación de productos
abrasivos rociados sobre la piel y ojos para probar inocuidad sobre los humanos y lo más cruel,
quemarlos vivos para conocer el grado de resistencia al dolor.
El 99% de estos experimentos, son repetitivos y no son extrapolables al ser humano.
Para Gandhi, la grandeza de una nación y su progreso moral pueden medirse por la
forma en que trata a sus animales y partiendo de esta premisa, sostenemos que nuestras
tradiciones, costumbres y cualquier forma de manifestación sociocultural, deben partir bajo los
principios del respeto y valoración a la vida, como una manifestación humana que fortalezca el
carácter de los pueblos



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